Rodeada de verde campiña, la Residencia Fazenda da Grama aprovecha la topografía irregular del terreno inclinado para organizar la vida de los residentes en medio de la naturaleza, en una dilución de límites entre el interior y el exterior. Una combinación de líneas llamativas y volúmenes superpuestos –a veces adosados, a veces distantes entre sí–, acompañada de lucernarios y transparencias, permite encuadres estratégicos del paisaje y crea relaciones únicas entre el interior y el exterior, instigando la curiosidad de quienes lo habitan. eso. Con 5 sectores (íntimo, social, diversión, invitados y servicios) repartidos en 3 niveles y 1300 m², la casa tiene como premisa principal proteger la vida privada de la familia -una pareja y sus dos hijos-, y, al mismo tiempo, permitir también para una apariencia atractiva; todo ello sin renunciar a su predominante horizontalidad. En el nivel inferior se encuentran los accesos sociales y de servicios. Luego, una amplia escalera conduce al nivel intermedio, donde se concentran los principales atractivos de la casa: el bloque social, con un salón multifuncional conectado directamente al patio con césped y piscina, ‘fun’ e invitados. Allí, una pérgola sombrea el camino y conecta con la marquesina, cruzando el volumen y conectando perpendicularmente todos los sectores. Finalmente, en el último nivel se encuentra la zona íntima, aislada de otros usos y con privacidad garantizada. En este proyecto se exploran caminos que permiten transiciones entre bloques, con el fin de brindar diferentes experiencias arquitectónicas; a partir del recorrido trazado por el usuario se crean nuevas perspectivas. Y es precisamente a través de un diseño funcional y eficiente que se hace posible adoptar una versatilidad de usos y calibrar los niveles de privacidad. El trabajo de paisajismo de Renata Tilli y Juliana do Val (Gaia Projetos) refuerza la integración con el verde, ya que la casa parece descansar delicadamente sobre un jardín preexistente, tal es su naturalidad. A través de árboles frutales de Jabuticaba, un estanque de peces y líneas orgánicas que acompañan el ritmo de las plantas, la naturaleza se introduce en el proyecto y los límites entre lo interno y lo externo se pulverizan, al punto de preguntar: ¿estamos dentro o fuera de la casa? Además, la proximidad del condominio al Aeropuerto de Viracopos genera altos niveles de viento; por lo que también se aplica vegetación como barrera protectora, posicionada lateralmente al sector social y cerrando el área de la piscina. La elección de materialidades de tonos claros y derivados de elementos naturales dialoga directamente con la iniciativa de mimetizarse armónicamente con el paisaje. La misma piedra que cubre el exterior también termina entrando a la casa y envolviendo las paredes, sin una definición clara de dónde comienza un espacio y termina el otro; lo mismo ocurre con la madera del techo, que aporta calidez y hace referencia a toda la vegetación circundante. Asimismo, los elementos metálicos que definen la carpa aportan ligereza y contemporaneidad. En los interiores, diseñados por Camila y Mariana Lellis, también se valoran los elementos naturales.