El cambio climático ha marcado la anticipación de las vendimias, por lo que fue fundamental que el proyecto considerara desde su génesis, la bioclimática en todas las etapas del proceso; tanto en recursos naturales y energéticos, como en su integración a un paisaje natural y social local. Ubicada en Quinta do Canhoto, un terreno de 22 hectáreas en Albufeira, al sur de Portugal, la bodega cuenta con una superficie total construida de 1.140m2, dividida en dos cuerpos, uno industrial – Bodega – y otro de Equipamiento – Enoturismo. El prisma del Enoturismo, de planta baja y orientado al sur, está marcada por una relación horizontal con el entorno, reforzada por la pendiente de la cubierta y por los vanos que aprovechan al máximo la exposición solar, los vientos y las vistas al horizonte (viñedos/ciudad/mar). Este espacio, a pesar de tener un uso comercial, mantiene las características de la escala humana y el confort de la “casa del Algarve”, con paredes de 50cm pintadas de blanco y techos de madera. La cubierta tiene dos inclinaciones bien diferenciadas, que delimitan dos espacios, uno de uso público y otro de servicios. La apertura, al norte, entre estos dos planos de cubierta junto con las aperturas al sur, permiten la ventilación cruzada como forma de refrigeración en los meses cálidos. Los lucernarios de la cubierta tienen la función de iluminar y ventilar los espacios técnicos. La escalera marcada por el muro de piedra, nos encamina hacia abajo con parada intermedia, en un “púlpito” con vistas al interior de la Bodega, nos hace sentir el cambio de luz y temperatura entre espacios. El prisma de la Bodega, enterrado, con cubierta ajardinada, iluminación y ventilación natural, permitió la inercia térmica y consecuentemente reducción de los costes energéticos asociados a la climatización en la elaboración y conservación del vino. Es un espacio caracterizado por una relación vertical, tierra-cielo, enfatizado por la esbeltez de los pilares. La mirada es naturalmente dirigida hacia el encuentro con la luz cenital, elevando la experiencia a la dimensión de lo sagrado, como era ancestralmente vista la producción de vino. La construcción de un estanque como depósito de agua de lluvia, permitió su uso para riego y por su vez llevo al aumento de la biodiversidad en su entorno próximo debido a la presencia de nuevas especies de animales. Se fomentó la sustentabilidad desde la etapa de construcción mediante del uso de proveedores y materiales locales, el uso de energías renovables, a través de paneles solares y adaptación a paneles fotovoltaicos, el uso de iluminación artificial (LED), con sensores de movimiento y el uso consciente de agua, mismo siendo más intensivo en la fase de cosecha, por requisitos de higiene, se implementaron medidas de reutilización del agua, reductores de caudal , entre otros. La bodega brindó a la población la oportunidad de conocer las tradiciones de la ciudad en relación con la viña y el vino, en un edificio contemporáneo, bioclimático y sostenible basado en el conocimiento de la arquitectura vernácula del Algarve.