El proyecto se emplaza en la zona de El Ejido, considerada parte del territorio de cuidado patrimonial de la ciudad de Cuenca. Actualmente en el predio se encuentra una edificación en desuso y mal estado de carácter patrimonial, la misma que se presta para generar nuevas potencialidades que promuevan la interacción social y una vida comunitaria. Una de las estrategias fundamentales que el proyecto plantea es generar una red que permita conectar los equipamientos y espacios públicos del sector. La introducción de verde al proyecto se da mediante un eje de vegetación que recorre el espacio y se fusiona con el Parque de la Madre. Al momento en la zona se muestra una importante actividad comercial, incrementando el costo de suelo y desplazando la vivienda a otros sectores periféricos de la ciudad. En respuesta a este problema se plantea un Cohousing Intergeneracional para jóvenes estudiantes y adultos mayores. El programa propuesto, además de la vivienda, incluye espacios públicos que generan actividad y movimiento durante todo el día, por ejemplo, un minimercado, panadería, cafeterías, oficinas y una guardería. Además se ha pensado en usos complementarios de carácter más privado. Mediante el concepto denominado “Calles en el cielo”, desarrollado por Alison y Peter Smithson, se genera un modelo de vivienda colaborativa donde existe mayor interacción social entre los habitantes. El proyecto se resuelve en base a dos corredores ubicados en diferentes niveles que permiten un solo recorrido entre los cinco bloques de vivienda. “Estos espacios actúan como una entidad social y las calles en el cielo se transforman en lugares con identidad propia, donde la gente convive y genera actividad social” (A. Smithson; P. Smithson, 1952).