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Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Vivienda Unifamiliar
País de representación: México
Autores:
Arq. Ignacio Urquiza Seoane
Memoria
La Reserva El Torón se encuentra ubicada en la costa de Oaxaca, es una extensión de 30 hectáreas destinadas voluntariamente a la conservación. El cuidado de este territorio, de su flora y fauna, así como el entendimiento de como intervenirlo, es lo que nos permite llamarlo reserva y lo que sienta las bases para todo lo que proyectamos dentro de la misma.
Esta casa, como su nombre lo indica, es la segunda dentro del conjunto. Diseñada en colaboración con APDA – Ana Paula de Alba en los interiores y mobiliario, el conjunto (conjunto = a arquitectura interiores y mobiliario) busca poner en directa relación y en continuo contacto al usuario con el entorno.
La casa está compuesta por cuatro pabellones independientes, su acomodo responde a la topografía del sitio y a la vegetación existente del mismo.
El centro de la casa no es la arquitectura si no los vacíos generados por el acomodo de los 4 pabellones que componen el proyecto y que borran los límites de la propiedad.
Tanto la arquitectura como los interiores se trabajaron de la mano desde el inicio del proyecto.El uso de materiales locales, la ventilación cruzada, los pisos claros como el de travertino en bruto que, con un colorido beige claro, permite andar descalzo siempre a una buena temperatura, es anti-derrapante por naturaleza y su colorido permite ver si hay algún animal cercano del que debamos tener… estos son solo algunos de los elementos incorporados de la arquitectura vernácula de la zona.
El mayor reto de este proyecto fue el de entender su emplazamiento, respetar la vegetación existente y acompañar la topografía del sitio para utilizarla a favor del habitar de la vivienda. Para la construcción de la casa, primero se trazaron los volúmenes en sitio, se estudiaron los cortes necesarios y mínimos que se debían de hacer para emplazar los volúmenes respondiendo a una doble pendiente frontal y lateral, se quitó la vegetación para después reubicarla complementando los vacíos generados por la ubicación de los 4 pabellones; el 80% de la vegetación que ocupaba el desplante de los pabellones fue trasplantada, esta vegetación es la que genera privacidad entre cada uno de los módulos.
Después de casi tres años de obra lenta y cuidadosa, podemos disfrutar de una arquitectura dentro de un contexto maduro de vegetación irremplazable. Para la construcción de esta casa no se utilizó maquinaria pesada. Todos los materiales se trasladaron cerca de un kilómetro con un cuatrimoto y un remolque construido en sitio, decisión que permitió no alterar la vegetación que rodea el proyecto y que resguarda los caminos diseñados para recorrer la reserva a pie, en bici o en carritos eléctricos.
El resultado es un proyecto que entiende la vida dentro de un entorno duro y te pone en contacto directo con él al mismo tiempo de ser acogedor y fresco; el aire y la vegetación son los dos elementos que te permiten vivir el exterior de una manera directa y estar en contacto constante con el contexto inmediato.