La casa Kuu es el resultado de una propuesta arquitectónica que busca la adaptación de sus ocupantes, a una etapa de vida más austera y auténtica, en la cual puedan disfrutar del futuro nido vacío bajo espacios en estrecha relación con el exterior que sean capaces de revelar paz y tranquilidad en su habitar. El término Kuu, de origen japonés, se alinea con esa búsqueda subjetiva de sus propietarios. Espacios vacíos donde todo puede suceder, y que al mismo tiempo inviten al recogimiento, creatividad y la contemplación. Espacios para tocar el alma y donde su energía fluya. Es así que, para alcanzar una atmósfera de calma en su habitar, el diseño partió de una tradición minimalista, como lo posee la cultura japonesa, muy arraigada en experimentar el recogimiento en sus ambientes y en incorporar elementos que conlleven un juego de ligereza, de luz y de sombra. Por ello su planta en forma de C, se desarrolla en torno a un jardín central que se aleja de la concepción local de las viviendas contemporáneas de la costa ecuatoriana en donde se prioriza el confort de las estancias interiores por sobre la relación del usuario con la intemperie. La Casa Kuu por el contrario, rompe ese paradigma y formula una morada que enfatiza el experimentar su exterior por sobre lo interior, sin perder la intimidad deseada por sus ocupantes. La casa se compone de 3 volúmenes que giran alrededor del patio central y posterior. El ala social frontal que contiene el garaje, baño de visitas, sala y el estudio loft; el ala de servicio y descanso que abarca el comedor, la cocina, lavandería, área de servicio y dos dormitorios secundarios con sus baños; y el Ala Master que comprende la habitación principal con su área de baño, armario y oratorio. De la mano con esta idea, el diseño integra estrategias bioclimáticas que son adaptables a una casa asentada sobre un ecosistema tropical. Por ello el uso de los soportales de circulación, propios de la arquitectura vernacular guayaquileña, que bordean el núcleo central y conectan los distintos ambientes de la casa. También, la implementación de cubiertas inclinadas con aislamiento térmico así como el uso de volados pronunciados y estructuras apergoladas ayudan proteger la vivienda de las inclemencias climáticas propias de este clima. Todos los espacios que conforman los 250 metros cuadrados, convergen hacia la naturaleza, ya sea hacia su núcleo/jardín central como a su patio posterior. Además, el uso de materiales predominantes como la madera, piedra, en contraste con el metal y hormigón implementado, crean una relación interior/exterior saludable que promueve el bienestar de sus habitantes. Prima no solo la funcionalidad de tener ambientes diseñados para disfrutar de su habitar sino también el deleite de poseer elementos y piezas que generen sensaciones que incidan tanto en la salud física como en el estado anímico de sus residentes.