CASA MALAIKA

Premio de participación: Premio Nacional
Categoría de participación: Vivienda Unifamiliar
País de representación: Ecuador
   Autores: 
Arq. Santiago Reinoso Ochoa
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Arq. David Arias Polo
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Arq. Daniel Arias Polo
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Arq. Tatiane Corsi Garcia

Memoria

Malaika, es posiblemente la más famosa de todas las canciones de amor en toda la África oriental, palabra que significa ángel, pero que es comúnmente usada por los hablantes sualí para referirse a una bella mujer; Malaika es el nombre con el que la promotora del proyecto llamó a su residencia permanente en Ecuador, una mujer de mediana edad acostumbrada a la soledad propia de una vida nómada con estancias cortas en países extranjeros, países de entre los que siempre prefirió Kenia, un lugar donde la arquitectura vernácula está representada por el boma masái africano, pequeños poblados constituidos por la sucesión radial de habitáculos con estructuras primitivas con forma piramidal, dispuestas en torno a un patio común. Nuestra casa Malaika es un boma masái occidental, arquitectura resuelta sobre una malla regular de 3×3 metros sobre la que se han dispuesto los espacios habitables y patios comunes con jardines que construyen vacíos que funcionan como límite del programa entre la casa principal y los bomas para huéspedes; esta disposición equilibrada consigue además la proporción deseada entre el lleno de la arquitectura y el vano de los patios, para provocar el contraste justo del proyecto con el entorno natural donde está inmerso, sin necesidad de competir con él, más bien se articulándose al mismo. La lectura formal de la casa es una manifestación inmediata del programa arquitectónico, donde las habitaciones han sido moldeadas con cubiertas asimétricas de cuatro aguas, a manera de relectura plástica del boma original, donde se generan un altillo como extensión de la habitación en cada una, formando tres elementos estereotómicos dispersos que se anclan al conjunto por medio de la horizontalidad que genera la zona social y de servicios. La construcción del proyecto es uniforme como si se tratase de una cueva horizontal larga dentro del terreno compuesta por volúmenes blancos de mampostería de ladrillo cerámico cubiertos por planos lisos de hormigón, los que se apoyan sobre basamentos de concreto, superficies apenas singularizadas por sus propias texturas; mismos volúmenes que se encuentran y conservan la luz en su interior gracias a las aberturas direccionadas al paisaje próximo, toda la casa resulta un circuito de experiencias generosas, con encuentros sociales programados, y el continuo descubrimiento del paisaje, donde el usuario consigue habitar el límite entre el espacio público – privado, dentro – fuera y el espacio contemplativo del límite visual del paisaje.

Ubicación