Casamar

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Vivienda Multifamiliar
País de representación: Perú
   Autores: 
Arq. Israel Ascarruz Asencios
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Arq. Diego Hernández Escribens

Memoria

El complejo de viviendas Casamar se ubica sobre una playa de Tumbes, entre la carretera Panamericana Norte y pocos metros del mar peruano-norteño del Océano Pacífico. La historia de esta obra comienza con 5 amigos que decidieron comprar un terreno, con el fin de convertirlo en un espacio vacacional personal cuando lo necesitasen; y, cuando no, de alquiler. Por ello, y con un fin diplomático, el terreno debía dividirse en 5 parcelas homogéneas; y contener una misma pieza de vivienda que se repetiría 5 veces. Es ahí cuando emerge la Casa M1; una unidad que debía funcionar como una vivienda individual para cada uno de los usuarios -propietarios o arrendatarios-, pero que adquiere sentido a través de la configuración de su conjunto. Parametrizada por su sub-lote -de 8m por 100m-, la unidad requería una forma alargada para contener todo el programa. Asimismo, los usuarios pedían privacidad entre unidades para poder ser arrendadas a diferentes familias, por lo que tenía que haber completa privacidad entre los lados adyacentes de las casas. Ante esta premisa, la unidad debía optar por fachadas laterales y posteriores -Norte, Sur, y Este- sumamente ‘opacas’; y crear estrategias para generar un ingreso, controlado y eficiente, de luz y aire a través de vanos esbeltos, luz cenital y destajos que, luego, formarían balcones. Opuestamente, hacia el Oeste la fachada podía ser muy traslúcida para obtener la mejor vista del mar y la playa sin perder privacidad. De esta manera, la pieza del dormitorio se concibe bajo la idea antagónica de necesitar abrirse sin permitir un registro visual; ya que, además de ser la parte más íntima del programa, debía estar ubicada en una de las fachadas privadas de la pieza. Como respuesta, se crea una pieza modular de dormitorio la cual, a través de destajos en la fachada sur, funciona con un patio o balcón privado que le permite abrirse hacia el Oeste. Esto le da la posibilidad de recibir el viento predominante del suroeste, y tener vista hacia el mar en cada una de las repeticiones. Y, provocaría que la repetición de esta pieza modular se convirtiese en el núcleo de composición y configuración del proyecto. El factor del clima ecuatorial de altas temperaturas y lluvias torrenciales quedaba por ser atendido. Por ello, la termodinámica aparece como una respuesta formal al contexto a través de los techos. Mediante un juego de alturas e inclinaciones en las losas del segundo nivel, la casa ilumina todos los dormitorios con luz cenital; y funciona en armonía con los balcones para recibir el aire fresco del vano amplio del suroeste y expulsar el aire caliente por del vano alto del noreste con ventilación cruzada. El resultado de este trabajo se traduce en que, al recorrer la Casa M1 y el conjunto Casamar, el usuario se encuentre con situaciones muy variadas, y ricas, de exposición de luz y aire que enriquecen el recorrido espacial de la obra; y lo vuelven cómodo, interesante y agradable en todo momento para el que la habita.

Ubicación