Cuenca en cada paso

Premio de participación: Premio Medalla de Oro Trabajo de Fin de Carrera
Categoría de participación: Planificación Territorial
País de representación: Ecuador
   Autores: 
Arq. Camila Carpio Padilla
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Arq. María José Palacios Sánchez

Memoria

El reconocimiento de Cuenca como Ciudad Mundial de la Artesanía en 2020, logró enaltecer el trabajo de muchos artesanos y artistas. Este hecho ha provocado la reflexión sobre una ciudad contenedora de varias actividades artesanales, y por ello amerita una atención que unifique el espacio, el uso y la gente. En este sentido, la propuesta busca zurcir una grieta topográfica, cultural e identitaria en “El Barranco” a través de un circuito que enlace la ciudad con las personas, sus tradiciones y labores, para manifestarse en una arquitectura elemental, reversible y versátil. El circuito contiene 3 ejes configurativos de la ciudad, la Calle Larga como línea comercial y turística, el paseo 3 de Noviembre como línea natural e histórica, y la Av. 12 de Abril como una línea vehicular importante. Por esto, es necesario entender los tipos de uso que tienen los predios dependiendo de su ubicación, puesto que estos programas son los mismos que acompañarán el recorrido circuital. Uno de los objetivos importantes del proyecto, es la conexión entre El Ejido y el Centro Histórico. De este modo, se propone el uso de la vegetación como un elemento de diseño, que se extienda a lo largo del circuito, y a la par, la intervención en calles y aceras que priorice al peatón en una gran ruta verde. Llenar una ciudad de museos no la hace cultural, por lo que los equipamientos culturales ubicados en el circuito podrían ser suficientes para la expresión y exhibición histórica. A pesar de ello, se considera necesario la reactivación de estos espacios a través de estrategias visuales que no comprometan el estado arquitectónico actual de los mismos y que igualmente, se conviertan en una red activa en la ciudad y el recorrido. Si bien el Centro Histórico es un sector bastante consolidado, existen algunos predios vacíos subutilizados, como parqueaderos incluso. Estos terrenos se muestran como la oportunidad para devolverle espacio público a la ciudad y a su vez, el mejor lugar para sustituir el privilegio automotriz por programas cargados de valor cultural e identitario. Para ello se genera un prototipo estructural que se traduce en flexibilidad, versatilidad y adaptabilidad de acuerdo al programa definido por los mismos habitantes. Finalmente se incorporan 2 principios: itinerancia, que potencie las diferentes prácticas populares y tradicionales ; permanencia, que convierta lo efímero en formas de vida dignas y constantes, que trasciendan y sigan siendo parte esencial de la identidad Cuencana.