Como señala Harvey “el tipo de ciudad que queremos no puede separarse del tipo de personas que queremos ser, del tipo de relaciones sociales que pretendemos, de las relaciones con la naturaleza que apreciamos, del estilo de vida que deseamos y de los valores estéticos que respetamos; el derecho a la ciudad es por tanto mucho más que un derecho de acceso individual a los beneficios urbanos; sino que implica un derecho a cambiar y reinventar la ciudad” (Harvey, 2012). Vivir la ciudad, es una experiencia de aprendizaje intensa, continua y dinámica, es un ejercicio autorreferencial que nos conduce a pensar en nosotros mismos, en nuestra vida, en nuestra historia, en nuestra cultura, en fin, todas las dimensiones que implica habitar un lugar. La ciudad educa y este aprendizaje en las niñas y los niños marcará la calidad de ciudadanos y ciudadanas que llegarán a ser. El libro el “Derecho a la ciudad para niños y niñas”, es un aporte para la formación de estudiantes de entre 10 a 12 años, a partir de una pedagogía interactiva que prioriza a los niños y niñas como protagonistas de la vida urbana, reconociéndolos como potenciales generadores de cambio, ya que perciben con mayor sensibilidad y creatividad la importancia amar y cuidar su ciudad. El texto, desarrolla conceptos básicos e información relevante de la vida en la ciudad, así como ejercicios prácticos que promueven su sentido de pertenencia y responsabilidad social, con la intención de promover una ética cívica y el compromiso con su hábitat natural, construido y humano. La experiencia de aprendizaje se comparte con dos personajes llamados Manzanilla y Capulí, quienes transitaran a través de historias, juegos y actividades que guían en el entendimiento de la ciudad, la importancia de planificarla y construirla de manera responsable, involucrando el ejercicio activo del derecho a la ciudad para garantizar un ambiente urbano propicio para su desarrollo físico, mental, psicológico y social. Cada capítulo constituye una aventura de aprendizaje, que permitirá descubrir el entorno de la vida de los niños y niñas, estudiar el hábitat, la calidad de las viviendas, las áreas verdes, el patrimonio edificado y cultural, los riegos, el derecho a los recursos naturales, los ríos, las montañas, priorizando el sentido de lo público y la solidaridad. No menos importante, pero con una reflexión oportuna al nuevo desafío para las ciudades del siglo XXI, se abordan los beneficios del derecho al sol para mejorar las condiciones de habitabilidad y el derecho al agua, consagrado en la Constitución de nuestro país. Sin duda, el texto promueve un ejercicio de formación ciudadana vista como un proceso integral que tiene que ver con la convivencia de las personas entre sí, con la forma en que se comprometen en esas relaciones, los valores que eligen, los juicios que ponen en juego, todo en un marco de derechos y obligaciones que los niños y las niñas deben de tener presente al finalizar el proceso de aprendizaje y convertirse en ¡Guardianes del Derecho a la Ciudad!