Edificio Atria
Premio de participación: Premio Nacional
Categoría de participación: Vivienda Multifamiliar
País de representación: Ecuador
Autores:
Arq. Ignacio Federico Alvear Brown
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Arq. Luis Eduardo Enríquez Sáenz
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Arq. César Augusto Espinosa Orquera
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Arq. Pablo Esteban Veloz Vallejo
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Ing. Xavier Gachet
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Arq. Andrada Aurora Manole
Memoria
En el valle de Tumbaco, cerca de las orillas del río San Pedro, se ubica el proyecto Atria, en un lote de 2700m2. Un terreno compuesto por dos frentes, uno hacia una avenida de mayor afluencia por el este, y hacia el oeste una calle privada con una pendiente regular, definida por las estribaciones del volcán Ilaló y el cauce de los ríos que lo rodean. Dentro del lote, magnolias, molles y ceibos de muchos años de antigüedad disponen lo que será la implantación del proyecto.
Como punto de partida se conserva al centro del proyecto una docena de árboles que se ubican en el área verde central del edificio. Se implanta un volumen principal en sentido longitudinal del terreno, abrazando a manera de “C” el espacio de los árboles con el fin de preservar la mayor cantidad de vegetación.
Al ser un terreno de mayor fondo, las circulaciones horizontales cumplen un papel estratégico, de comunicar las viviendas y de romper la monotonía del corredor. Por ello, un gran atrio cubierto que atraviesa las cuatro plantas del proyecto sirve como un espacio articulador y fuente de luz tanto para circulaciones como para los interiores de los departamentos. A su vez este atrio alberga varias especies nativas de árboles y se convierte en el corazón del proyecto, naciendo de esta idea el nombre del edificio.
En el atrio convergen la circulación vertical que comunica subsuelos y áreas de servicio con los distintos niveles, así como las pasarelas horizontales que atraviesan hacia el área posterior del proyecto, donde se ubican las áreas verdes complementarias y la piscina. El área verde posterior, ubicada al oriente del lote, filtra y distancia el edificio de la contaminación auditiva de la avenida Intervalles.
Con el fin de mezclarse con la topografía y reducir la percepción en altura, el edificio es retranqueado de manera distinta en cada nivel hacia la fachada oeste, generando vacíos que dan lugar a terrazas privadas y visuales ininterrumpidas hacia Quito y Cumbayá.
Los departamentos de plantas bajas albergan jardines privados que comunican las áreas sociales de los mismos con el exterior. Estas viviendas tienen dobles alturas que permiten el ingreso de luz a las partes bajas del edificio y brindan amplitud a los espacios sociales de los mismos.
Para lograr esta sinergia de espacialidad y transparencia fue muy importante el uso del acero en la estructura, el mismo que se evidencia en el atrio, puentes y pasarelas del proyecto. Jardineras de hormigón complementan el uso del metal y resaltan la horizontalidad del edificio. Volúmenes de piedra andesita, proveniente de la provincia de Pichincha, rompen con la linealidad del edificio, brindan esbeltez y dotan el carácter tectónico del proyecto. La madera se utiliza para aportar calidez, necesaria para un edificio residencial, por medio de tumbados y detalles arquitectónicos.