Edificio Cabrera
Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Vivienda Multifamiliar
País de representación: Perú
Autores:
Arq. José Luis Perleche Amaya
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Arq. Jorge Iván Guerrero Ramírez
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Arq. Raúl Gálvez Tirado
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Arq. José Algeciras Rodríguez
Memoria
El edificio se ubica en el centro de Chiclayo. Se trata de un lote entre medianeras de 4 metros de ancho por 27 metros de largo en promedio, con acceso desde una calle. De la construcción existente, de adobe y en estado ruinoso, no se pudo conservar nada. Las construcciones en altura a cada costado aconsejaban su derribo y nueva construcción.
Los clientes nos planteaban un edificio que pudiera adaptarse a diferentes funciones que fueran intercambiables en el tiempo. Más que un programa, organizamos un sistema espacial que dejara abierta la posibilidad de múltiples variantes: un código abierto con libre redistribución espacial que mantenga la integridad y funcionamiento del edificio.
La orientación norte-sur del lote y la estrechez de la calle de acceso hacían muy difícil que el edificio tuviera una buena captación solar por la fachada a calle. Esta condición, sumada a las dificultades para conseguir privacidad en planta baja, nos llevó a retirar la edificación respecto a la calle creando unos patios de acceso que además harían de filtro de luz y aire, creando un espacio de transición entre la calle y el edificio, entre el clima exterior e interior. Una secuencia de patios practicables permite captar el sol en invierno y ventilar en verano. De esta manera se soluciona el acceso peatonal desde la calle.
Las cualidades de privacidad, de luz, de espacio y de confort térmico de los espacios de entrada permiten que el edificio sea utilizado y percibido de punta a punta, sin espacios ocultos o residuales. Estos espacios bioclimáticos se convierten en el primer paso de una sucesión de espacios que transcurren desde una calle hasta el fondo ofreciendo una gran variedad de condiciones, características y propiedades explícitamente diferenciadas.
La secuencia de espacios crea una cierta ambigüedad sobre qué es interior y qué es exterior, pero a la vez los espacios exteriores se diferencian intencionadamente intensificando la vegetación y la cerámica sin revestir que, con su presencia más matérica y natural consigue crear unas atmosferas menos domesticadas, construye paisajes en un lote sin vistas. La organización a partir de estancias encadenadas está totalmente relacionada con el sistema estructural del edificio. Se optó por utilizar un sistema murario de concreto armado que refuerza materialmente la tipología. Los muros abrazan todos los espacios y limitan el tamaño y la proporción de las oberturas entre espacios, de manera que la estructura condiciona radicalmente la experiencia del edificio.
La materialidad de la cerámica, las texturas de la fábrica, el grueso de los muros, la capacidad de auto-regular la humedad y su inercia térmica son experiencias que acompañan cada tipo de espacio. El espacio es la estructura y la estructura configura el espacio.
Se consigue una nueva expresividad a partir de los distintos ritmos y texturas. La organización de la materia y de los espacios intenta priorizar un óptimo comportamiento pasivo del edificio, empezando por los patios que garantizan una estabilidad térmica, la fachada de chapa perforada y vegetación, así como los muros medianeros de fábrica de ladrillo.