Edificio de Aulas Bloque D de la Universidad Industrial de Santander

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Equipamiento
País de representación: Colombia
   Autores: 
Arq. Daniel Bonilla
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Arq. Marcela Albornoz
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Arq. Juan Manuel López Medrano
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Arq. Ana Varona
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Arq. Esteban Lozada
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Arq. Pablo Negret
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Sr. Manuel Rodriguez
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Sr. Ricardo Stahelin
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Srta. Gabriela Barreto
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Sr. Faber Gutiérrez
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Sr. Manuel Rico
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Srta. Gabrielle Narvaez
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Srta. Carolina Zapata
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Arq. Alexander Roa
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Arq. María Alejandra Echeverri
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Arq. Cesar David Grisales
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Arq. Christian Durango
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Arq. Ixa Bachman
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Arq. Laura Zapata

Memoria

El proyecto del bloque D está ubicado en el departamento de Santander en el municipio de El Socorro. Hace parte del plan maestro del campus bicentenario, ubicado al oriente del casco urbano, que plantea un eje central de circulación que articula una serie de volúmenes inclinados dispuestos en sentido perpendicular al terreno, adaptándose a la topografía del lugar. El sitio se caracteriza por su inclinación, cercana al 15%, la presencia de una masa arbórea compuesta por aproximadamente 388 árboles, y dos quebradas perimetrales: la guayacana y la del perro. El edificio se relaciona con el espacio libre a través de múltiples niveles de acceso que aprovechan el terreno, y por unas escaleras que bordean la parte sur con una secuencia de plataformas que resuelven las diferencias de nivel. El planteamiento del proyecto reconoce la tradición arquitectónica del sitio para dar una respuesta espacial a las circunstancias culturales y geográficas, donde se identificó el caney como una tipología edilicia cuya materialidad, estructura y espacialidad dan una solución adecuada a las condiciones topográficas y geográficas. Así, se reinterpreta el rasgo espacial esencial del caney: la cubierta inclinada soportada por un armado de vigas y columnas en madera. La escala de esta cubierta se incrementó para dar lugar al programa arquitectónico, y su estructura tradicional en madera fue sustituida por un sistema estructural mixto de madera y metal para mejorar la eficiencia de ambos materiales. Reconociendo la topografía como uno de los rasgos que define el paisaje circundante y las relaciones visuales y espaciales, la cubierta se inclina haciendo mímesis de la inclinación natural del terreno. Al interior, esta espacialidad se traduce en el escalonamiento del primer y último nivel, de manera que la sección del edificio está definida por las condiciones del lugar, y se conforman espacios de doble altura que valoran la vista y el armado de la estructura que sostiene la cubierta. Además, se usó la tapia pisada, que adquirió una nueva escala en muros de gran altura, y constituye uno de los materiales vistos de mayor importancia en el proyecto. De la misma forma, se identificó que la piedra era significativa en la definición del plano base, por esta razón, se utilizó la piedra Barichara como revestimiento de las escaleras y espacios de permanencia, que definieron los espacios libres que bordeaban el proyecto. El edificio es de uso educativo y está compuesto principalmente por espacios académicos. La organización espacial dispone las aulas en distintos niveles sobre los bordes norte y sur, en torno a un corredor central. Por la pendiente del terreno el borde oriental está enterrado en el nivel 1 y 2, y sobre este se agrupan los servicios del edificio. En el extremo opuesto, el edificio se abre y valora el entorno mediante la disposición de una escalera abierta, y un espacio a doble altura que remata los recorridos principales de este. Esta decisión sintetiza el criterio bajo el cual se concibió el proyecto: La completa adaptación y valorización del paisaje geográfico y cultural.