El Espacio del Ser – Huertoterapia
Premio de participación: Premio Hábitat Social y Sostenibilidad
Categoría de participación: Hábitat Social y Desarrollo
País de representación: Ecuador
Autores:
Arq. María Cristina Rivera Tello
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Srta. Diana Guayasamin
Memoria
La existencia y persistencia de los valores culturales e históricos del Centro de Quito hicieron que este espacio fuera nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1978; sin embargo, este conjunto de bienes tangibles e intangibles se han ido disolviendo y, la vida dentro de estos espacios, ha empezado a desaparecer.
En la actualidad, el Centro Histórico de Quito presenta una característica urbana que refleja un proceso de reducción demográfica y abandono de los espacios de relevancia, esta problemática abre espacio a la inseguridad, ruptura del tejido social e incluso a la xenofobia pero también brinda una oportunidad de creación de espacios disruptivos, reflexión crítica, construcción y sensibilización; procesos que han sido trabajados con y desde las comunidades por El Museo de la Ciudad.
Dentro de las propuestas de mediación comunitaria, el Museo de la Ciudad genera el proyecto “Territorios que Sanan”, proyecto que reconoce la figura de las mujeres hierbateras.
“Territorios que Sanan” se enfocó principalmente en personas en situación de movilidad humana, mayoritariamente mujeres. Estas lideresas trabajaban el “no lugar” del que se apropiaron a través de siembras en jardineras que poca probabilidad tenían de dar vida; sin embargo, con empeño y dedicación la tierra empezó a producir.
Tras esta gran propuesta de mediación, se toma la decisión de potenciar un espacio de sanación dentro del Museo de la Ciudad a través del proyecto arquitectónico “El Espacio del Ser”, proyecto planteado por la Fundación AVSI y financiado por ACNUR.
Dentro del Museo existía un “no lugar”, un espacio residual resultado de una rehabilitación, ampliación moderna y su transición hacia la antigua edificación donde las mujeres en situación de movilidad humana y otros grupos vulnerables sembraban plantas medicinales, realizaban talleres y actividades comunitarias.
Como parte de la propuesta arquitectónica se logró definir la necesidad de una estructura modular multiuso que permitiera tejer prácticas comunitarias que trascendieran el espacio físico.
El implantarse dentro de una edificación patrimonial, constituye un gran reto pues cualquier propuesta arquitectónica planteada en un sitio con estas características no debe afectar a la arquitectura ya vigente; por ese motivo se decidió utilizar las jardineras existentes en el Museo de la Ciudad como las bases de la estructura del nuevo proyecto arquitectónico.
La materialidad buscada debía ser congruente con la idea de una reconexión con la naturaleza y el retorno al ser; por lo que se resolvió utilizar la caña guadua como manera esencial para revalorizar materiales y técnicas ancestrales.
“El Espacio del Ser” no es únicamente un huerto urbano, es un espacio generador de conciencia y reconexión donde se promueve la salud emocional, mental y física, y donde se potencian y descubren las capacidades de cada una de las personas que son parte él.
“El Espacio del Ser” apuesta a construir un modelo replicable, no únicamente de arquitectura sino de espacios de cuestionamiento, aprendizaje, discusión y, sobre todo, de inclusión; que nazcan desde la comunidad y que sus efectos se puedan plasmar de manera tangible colaborando a reducir la brecha de desigualdad social.