El Recinto

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Intervención en Arquitectura Patrimonial o de Interés Patrimonial
País de representación: México
   Autores: 
Arq. Mario Herrera Holgado
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Sra. Hilda Martínez
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Sr. Everardo Bernabé
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Sr. Alejandro Estrada
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Sr. Venancio Venegas
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Sr. Giovanni Valencia
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Sr. Ricardo Moreno
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Sr. Don Lupe
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Sr. Marcos Uvalle
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Sr. Christopher Ramirez
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Sr. Eduardo Morales
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Sr. Omar Mendoza
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Sr. Moises Téllez

Memoria

Hilda fue a buscar un cambio de vida en San Miguel de Allende, considerado Patrimonio Mundial por la Unesco, y terminó creando El Recinto. Ubicada en un terreno alargado y profundo (10m x 60m) ésta se ideó con una planta baja pública y un primer piso privado con tres cuartos. Con el tiempo ella imaginó que el proyecto podía volverse un espacio de comunión y quiso crecerlo para recibir familia, amigos, residentes y viajeros. Se sumaron ocho habitaciones independientes, dos al frente y seis al fondo. Así, el pequeño conjunto de 1200m2 construidos se volvió un lugar adaptable a distintos habitares. ¿Qué se establece como patrimonio? ¿Qué elementos pueden aportar al espacio sin afectar su denominación patrimonial? Consideramos patrimonio, tanto cultural como natural, lo que dictan los especialistas, así como los elementos que pueden ser agregados o removidos sin afectar la característica de patrimonial, permitiendo a los usuarios experimentar de diferente manera el lugar y lograr realzar sus cualidades. Un ejemplo claro de un elemento de este tipo puede ser la vegetación, la cual es posible que bajo ciertos criterios se catalogue como patrimonio natural, sin embargo, aunque no sea etiquetada como tal, sería importante respetarla e integrarla en los proyectos pues proporciona un agregado estético y beneficios ambientales. Para la realización de este proyecto se siguieron tanto el manual de referencia para la Gestión del Patrimonio Mundial Cultural de la UNESCO, así como las normas de las distintas dependencias de México; además de que se tomó en cuenta la colaboración de todos los involucrados, la dueña, el despacho y los obreros, sin que el objeto construido dejara de ser versátil, comercial, sustentable y social. La concepción del proyecto también yace en la densificación responsable, pues los diversos espacios permiten que el lote donde se encuentra El Recinto pueda albergar hasta 40 habitantes, en su mayoría transitorios, en comparación de lotes aledaños, en los cuales habitan alrededor de uno a seis habitantes. La versatilidad del diseño se refleja en los difusos límites. A través de la apertura o del cierre de ventanas, parteluces y puertas se forman, ya sea un espacio continuo que promueve la convivencia, o espacios de resguardo en los que la intimidad se regula. Son cinco volúmenes conectados por puentes, pasillos y patios que funcionan como distribuidores, pero también como rincones de disfrute y remates visuales. La contención de estos espacios provoca que se vivan como parte integral del interior, lo que suma a la mutabilidad del proyecto. El portón principal generalmente está abierto para que los exteriores sean una continuación de la calle, como sucede en muchas de las construcciones coloniales de la ciudad. El Recinto abraza al habitante con sus cálidos materiales, tonos y texturas. En conjunto con la iluminación, estos desencadenan diversos ambientes a lo largo del día y de la noche. La experiencia acogedora se ve intensificada con la escala moderada, los componentes naturales y los detalles familiares.

Ubicación