La escuela está ubicada en el Sector Ángeles, una remota ciudadela agrícola cerca de La Fortuna de San Carlos, en la provincia de Alajuela en Costa Rica, donde su población estudiantil está compuesta en un 90% por hijos de familias migrantes que viven por debajo del nivel de pobreza y en una situación de vulnerabilidad y de baja accesibilidad a los recursos. Para la mayoría de los niños, la escuela es su zona de seguridad y la única comida completa del día, una de las razones principales que les impide abandonar la escuela. La misma se ha convertido en un hito educativo colorido que se integra al paisaje verde profundo, para permitir que los estudiantes desarrollen un sentido de orgullo y pertenencia, además de una imagen positiva de su espacio físico que desarrolla una conexión emocional y ayuda a fomentar el interés en la educación desde temprana edad. La institución es una estructura bioclimática pasiva que proporciona un ambiente de aprendizaje cómodo en una región tropical cálida y húmeda donde la temporada de lluvias dura nueve meses al año. Por otro lado, la estructura del edificio está compuesta por sistemas prefabricados de bajo mantenimiento y una mezcla de materiales que se unen para la economía de la construcción. Todo el programa se resuelve en un pabellón con tres niveles que aprovecha la topografía preexistente de un terreno estrecho, con un área limitada para una cantidad de programa mínimo por conservar. Por un lado, se compone de un esqueleto de madera que agrega calidez y ritmo con sus diagonales, que rompen la horizontalidad del volumen y que cruza a través del edificio para unificar y alternar las diferentes alturas y escalas entre los diferentes niveles. Además el patrón lúdico de colores utilizado en fachadas internas y externas nace de la abstracción del paisaje construido por la comunidad en la reparación de sus casas, ya que reutilizan tablones de madera de antiguas estructuras de distintos colores. El pabellón contiene una galería donde las principales áreas de circulación se integran visualmente con los demás niveles. En el nivel principal e inferior, el amplio corredor es usado a la vez como un espacio polivalente para reuniones de la comunidad, eventos cívicos y sociales de la escuela y como área de juegos para los niños durante los días de lluvia. Todas las aulas y las ventanas de la cafetería están orientadas hacia el norte para captar la luz indirecta a lo largo del día. Una piel translúcida sostenida por los marcos de madera suaviza y filtra los rayos solares directos desde el sur, mientras que permite la ventilación cruzada. Desde el nivel superior, la envolvente se desmaterializa para permitir la vista hacia el verde paisaje circundante.