// Guardería Correlimos La estructura principal del edificio está formada por dos cubos entrecruzados con un ángulo de 120° entre sí, representando las alas de un correlimos extendiéndose hacia el gran espacio exterior. Un ala contiene los espacios para los bebés, el otro ala los de los niños y niñas más mayores. En la intersección se encuentra el vestíbulo: el lugar de llegada y el punto de encuentro principal. La idea de intersección de las alas se retoma también en los tabiques interiores: Así como el correlimos cruza la arena de la paya, los tabiques cruzan el edificio evitando intencionadamente los ángulos rectos, especialmente en los espacios para las niñas y los niños. Gracias a los tabiques diagonales también las aulas grupales generan ambientes espaciales particulares y estimulantes, por ejemplo una cueva estrecha o un espacio amplio, abierto convexamente. En lugar de pasillos estrechos se crean rincones interesantes que invitan a inspeccionar y descubrir. Los espacios funcionales y de estancia para los adultos, en cambio, son lineales y están dispuestos a lo largo del pasillo central de manera funcional. Las vistas al exterior también están adaptadas a las usuarias y usuarios de la guardería. Existen ventanas para niños colocadas a baja altura, así como ventanas a mayor altura para los adultos. Los ejes de los tabiques son visibles desde el exterior, ya que se prolongan las líneas en la composición y la pavimentación exterior. // Materiales Los muros y la cubierta son de madera laminada, que garantiza un confort climático. Los elementos son prefabricados y montados in situ a doble capa, rellenos con aislamiento de celulosa de papel. La fachada de pino tratado térmicamente no sólo es estéticamente bella sino protege además el edificio del deterioro y las inclemencias del tiempo. El material de los pavimentos interiores es linóleo, muy resistente y sostenible. // Diseño del interior y diseño del exterior participativos Durante una serie de talleres de participación los niños idearon y confeccionaron sus propios lugares de bienestar sobre papel como collage o en 3D dentro de cajas de zapatos. Así tomaron forma mundos imaginarios que fueron clave para el diseño de la guardería: el vestíbulo se convierte en playa dorada, desde la cual los pequeños correlimos acceden a los espacios de las cuatro estaciones del año; por ejemplo en la “isla flotante con patas de elefante” escalan del verano al otoño, y durante la primavera se sumergen en el escondite de hámster. En el espacio exterior se alternan zonas de distintas temáticas: desde „arbustos y hierbas“ hasta „cavar y construir“, y se enmarcan con un circuito para correr. El movimiento de los niños se fomenta además de manera acentuada con diversos elementos adicionales para balancearse, escalar, columpiarse, esconderse y mucho más. Las plantas escogidas de manera consciente, adecuadas para niños y procedentes del lugar, aportan, además de un buen microclima, cuevas y alojamiento para animales, un gran abanico de flores y frutos para todos los usuarias y usuarios de la guardería.