LA INTERVENCIÓN DEL PAISAJE SOÑADO. Entendemos la arquitectura como una intervención de paisaje y como tal, debe articularse de manera ideal con los componentes del territorio y la dimensión del habitar humano. Las intervenciones -la ampliación de la vivienda y el espacio de contemplación-, las pensamos como unos espacios de cobijo inmersos de un jardín. La propuesta ha estado siempre en la búsqueda de interpretar una forma de vida, una vida en relación directa con el entorno natural. La permanencia de la imagen de una vivienda y un espacio para meditar se construye en diversos tiempos; mejorando relaciones espaciales, ajustando condiciones técnicas y confort climático; enfatizando el dominio del paisaje de la reserva ambiental. Las intervenciones asumen un rol catalizador, se consolidan como los componentes que organiza el ámbito doméstico, productivo y contemplativo de la reserva, y la posibilidad de crecer en el tiempo. La constante medición de los espacios de la casa existente ha permitido registrar, de manera reiterada, las “imperfecciones” de una vivienda de autoconstrucción. Estas “anormalidades” son aprovechadas en el proyecto para enfatizar la relación con lo existente, lo esencial, la presencia de “otro orden” que alimenta la complejidad de la propuesta. El reiterado ejercicio de levantamiento también ha permitido encontrar los lugares con los cuales los habitantes tienen una relación especial, lugares que han sido cargados de significado. Esto no es un hecho que se puede dejar al azar, es un constante ejercicio de imágenes y posibles realidades, de encuentros técnicos y desencuentros imaginados, el resultado del proyecto es la evidencia de la dificultad de pensar en el lugar de los sueños.