Kaqla es una organización guatemalteca dedicada a la formación/ sanación/ acción de metodólogas, mujeres lideresas, autoridades ancestrales y comunidades, principalmente Mayas. La arquitectura, por lo tanto, debe lograr esa conexión entre espacio y usuario; trasciende la materia inerte, para utilizarse como recurso sensorial. La sabiduría de los abuelos y abuelas mayas sobre el universo y la vida, la cosmovisión maya sobre la relación con la naturaleza, han dejado una serie de premisas muy claras. El origen proviene del concepto maya de las cuatro energías que nos permiten conectarnos con el universo y con el lugar. Se traduce en la orientación cardinal de la Arquitectura, que se convierten en los ejes ordenadores del proyecto, a usanza de las ciudades mayas, y en cruce de los ejes, aparece el centro del proyecto. En ese centro, se ubica la plaza de ceremonias, cuyo fin es lograr esa conexión energética con los ancestros y la naturaleza y es ahí, donde se desarrollan las ceremonias mayas, cuyo componente primordial es el fuego. Las guías espirituales mayas definen la ceremonia como “un portal de conexión, con los ancestros y ancestras, con los otros y las otras, con la vida, con el cosmos, con la madre tierra, permite trasmutar emociones discordantes, desequilibrios físicos, energéticos, espirituales. Da la posibilidad de ver y reconocer a cada uno de los ancestr@s, dándoles el lugar que les corresponde. Es reconocer que, todo lo que nos rodea tiene vida y que estamos interrelacionados. Ayuda a tomar fuerza, valor, reconocer debilidades y potencialidades.” “La ceremonia maya se da a través de una interrelación del ser humano con la naturaleza y el Universo, tiene la misión de intermediar y trabajar con el fuego sagrado, para ayudar a equilibrar, sanar y armonizar las energías y la vida de las personas, y que, al trabajar a nivel simbólico, se influye no solamente en el mundo espiritual, sino material y emocional”. La espiritualidad maya a través del conteo del calendario, de las 20 energías (meses) llamadas nawales nos permite vivir en conciencia cotidiana. Nos despierta la gratitud y el amor por la vida; por lo que, en el proyecto, se colocaron en los cuadrantes norte y sur, donde emergen dos muros de concreto con bajos relieves de los veinte nawales del calendario maya. La forma y el programa siguen al contexto. Los límites materiales han sido concebidos para aprovechar las visuales, tanto de los árboles existentes, así como el resto de la naturaleza, destacando también las fugas visuales hacia el cielo. Los lados vacíos de las cajas son pieles transparentes orientadas hacia el paisaje que además garantizan una ventilación cruzada. Un cilindro seccionado de concreto aparente aloja un altar ceremonial privado en la parte posterior del proyecto. Los materiales han sido elegidos en primer lugar por su origen, que sean provenientes de la zona, y el ladrillo de barro se constituye como envolvente principal de los espacios.