LALINDALOMA
Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Intervención en Arquitectura no Patrimonial
País de representación: Colombia
Autores:
Arq. Benjamin Barney Caldas
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Arq. Julián Mauricio Jaramillo Mejía
Memoria
“Todo se hunde en la niebla del olvido,
pero cuando la niebla se despeja, el
olvido está lleno de memoria.”
Mario Benedetti
El cambio es una constante, y en cuanto a las formas de habitar el más exitoso es
el que se construye sobre las cualidades de lo existente. Este cambio modifica
elementos pero conserva atributos fundamentales tangibles, y otros intangibles
ligados a la tradición del lugar. Permite que la forma de habitar de las personas
evolucione, pero que su cotidianidad permanezca inalterada, y un cambio que
preserva es un cambio sostenible.
LALINDALOMA, en el Barrio Miraflores, en Cali, Colombia, se propone este
cambio sostenible. Reconociendo, transformando, reforzando y adicionando, se
desarrolló un proyecto de vivienda en un área consolidada, reutilizando la
edificación existente y mejorando el conjunto de la calle.
Reconociendo ésta vivienda unifamiliar de 1950, emplazada en un lote de 450m2,
planta de tres crujías con aislamientos laterales y patio posterior, se observó que
sus características la hacían ideal para los propósitos del proyecto.
Transformando la vivienda en cinco apartamentos, todos diferentes, y utilizando
parte del patio posterior para un semisótano con estacionamientos y depósitos, se
lograron arriba espacios más abiertos al entorno y amplias visuales lejanas.
Reforzando la estructura existente se garantizó la conservación de los muros de
carga de la casa, y de diversos elementos constitutivos que hacían parte del
imaginario colectivo.
Adicionando una nueva estructura que se ensambla a la existente se logró
completar el área requerida por el nuevo programa, además de configurar el
conjunto arquitectónico que responde a las determinantes contextuales.
Esta secuencia de pocas operaciones permitió ese cambio de permanencia
inalterada, evidenciando que “el edificio más sostenible es el que ya está
construido”. Predominó la labor manual artesanal, con empleo de materiales
nobles y naturales, de apariencia simple pero con la fuerza de la precisión y la
modulación. Las baldosas del piso, rejas y ladrillos antiguos se re-utilizaron, así
como la escalera original al segundo piso y el muro de piedra amarilla del
antejardín, los que se conservaron como elementos constitutivos de la imagen de
la casa. Con acabados a la vista, estos componentes permiten lograr una
arquitectura franca, donde los sentidos perciben lo que el material real transmite.
La brisa fresca del piedemonte atraviesa muros calados y ventanas de celosías,
logrando un ambiente confortable de climatización pasiva. Con los balcones, las
amplias celosías, la iluminación natural, la vegetación, los muros calados y la
escala humana, se preserva la relación que la antigua casa tenía con la calle,
permitiendo que el exterior se siga viviendo desde el interior, conservando la vida
de barrio, de comunidad, de cercanía al vecino, de solidaridad, tan característica
de los barrios tradicionales caleños.
Así, mientras LALINDALOMA se integra sutilmente a su contexto, de gran valor
ambiental y patrimonial, el recuerdo de la vieja casa se hunde en la niebla del
olvido, pero su memoria persiste en cada paso que se da recorriéndola hoy.