LALINDALOMA

BAQ2022
Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Intervención en Arquitectura no Patrimonial
País de representación: Colombia
   Autores: 
Arq. Benjamin Barney Caldas
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Arq. Julián Mauricio Jaramillo Mejía

Memoria

“Todo se hunde en la niebla del olvido, pero cuando la niebla se despeja, el olvido está lleno de memoria.” Mario Benedetti El cambio es una constante, y en cuanto a las formas de habitar el más exitoso es el que se construye sobre las cualidades de lo existente. Este cambio modifica elementos pero conserva atributos fundamentales tangibles, y otros intangibles ligados a la tradición del lugar. Permite que la forma de habitar de las personas evolucione, pero que su cotidianidad permanezca inalterada, y un cambio que preserva es un cambio sostenible. LALINDALOMA, en el Barrio Miraflores, en Cali, Colombia, se propone este cambio sostenible. Reconociendo, transformando, reforzando y adicionando, se desarrolló un proyecto de vivienda en un área consolidada, reutilizando la edificación existente y mejorando el conjunto de la calle. Reconociendo ésta vivienda unifamiliar de 1950, emplazada en un lote de 450m2, planta de tres crujías con aislamientos laterales y patio posterior, se observó que sus características la hacían ideal para los propósitos del proyecto. Transformando la vivienda en cinco apartamentos, todos diferentes, y utilizando parte del patio posterior para un semisótano con estacionamientos y depósitos, se lograron arriba espacios más abiertos al entorno y amplias visuales lejanas. Reforzando la estructura existente se garantizó la conservación de los muros de carga de la casa, y de diversos elementos constitutivos que hacían parte del imaginario colectivo. Adicionando una nueva estructura que se ensambla a la existente se logró completar el área requerida por el nuevo programa, además de configurar el conjunto arquitectónico que responde a las determinantes contextuales. Esta secuencia de pocas operaciones permitió ese cambio de permanencia inalterada, evidenciando que “el edificio más sostenible es el que ya está construido”. Predominó la labor manual artesanal, con empleo de materiales nobles y naturales, de apariencia simple pero con la fuerza de la precisión y la modulación. Las baldosas del piso, rejas y ladrillos antiguos se re-utilizaron, así como la escalera original al segundo piso y el muro de piedra amarilla del antejardín, los que se conservaron como elementos constitutivos de la imagen de la casa. Con acabados a la vista, estos componentes permiten lograr una arquitectura franca, donde los sentidos perciben lo que el material real transmite. La brisa fresca del piedemonte atraviesa muros calados y ventanas de celosías, logrando un ambiente confortable de climatización pasiva. Con los balcones, las amplias celosías, la iluminación natural, la vegetación, los muros calados y la escala humana, se preserva la relación que la antigua casa tenía con la calle, permitiendo que el exterior se siga viviendo desde el interior, conservando la vida de barrio, de comunidad, de cercanía al vecino, de solidaridad, tan característica de los barrios tradicionales caleños. Así, mientras LALINDALOMA se integra sutilmente a su contexto, de gran valor ambiental y patrimonial, el recuerdo de la vieja casa se hunde en la niebla del olvido, pero su memoria persiste en cada paso que se da recorriéndola hoy.

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