El proyecto es una extensión de un proyecto existente construido hace 14 años por nuestra oficina. Ubicado en un lote detrás del antiguo jardín, el proyecto pretendía ampliar el jardín y crear un nuevo edificio que descansara en armonía junto a la casa existente pero con una naturaleza completamente diferente. El objetivo principal era que las personas convivieran siempre con el jardín. Pensamos el proyecto como un mirador al jardín, un lugar donde los habitantes se puedan resguardar y desconectar de la ciudad. El edificio es un manifiesto del diálogo entre las materias primas de los paisajes mexicanos y las intervenciones humanas. A lo largo de todo el proceso de construcción se dejaron algunos elementos en el lugar para evocar la memoria de donde proviene el edificio. Decidimos utilizar piedra volcánica, llamada “recinto” y madera de nuestros bosques para contrastar con el acero que forma a la estructura portante. Las personas ingresan al edificio a través de un patio de piedra volcánica que está parcialmente bajo tierra y conduce a una escalera donde se puede ver el jardín y la casa pre existente al final. Una vez en el jardín, el habitante se encuentra con el pabellón. El pabellón es, básicamente, un pórtico que sostiene una gruesa losa verde lleno de pasto mexicano. El techo verde pretendía simular un valle mexicano visto desde la casa existente, la cual está en un nivel superior a este por la condición topográfica del terreno, recordando a los habitantes una vez más la importancia del jardín. De esta manera el jardín se manifiesta en todos los espacios del proyecto existente y el nuevo pabellón añadido. Bajo el techo, el pórtico alberga una terraza, un estudio de artes y un gimnasio.