ESPACIO PÚBLICO Y/O COLECTIVO El Barrio de San Román, en San Francisco de Campeche, Campeche, México, es uno de los más antiguos de América; data desde la fundación misma de la capital del Estado a mediados del siglo XVI. Por aquellos años, plagas de langostas asolaban los cultivos de la población al grado de que, según la costumbre, eligieron a San Román Mártir como santo patrono para proteger sus cosechas. Tal fue su eficacia que entre otros agradecimientos, pronto se encargó un Cristo de madera de ébano para realzar el altar de su entonces modesta capilla. Tallado en Civitavecchia, Italia, el Cristo estaba en el cercano puerto de Alvarado, Veracruz; no obstante, su accidentado arribo a Campeche solamente fue posible debido a un milagro atribuido al mismo Cristo, que protegió de la tormenta la embarcación que le transportaba, por lo que desde entonces se venera también ahí al Cristo negro de San Román. En los siglos XVII y XVIII, la construcción de las murallas protectoras de los ataques piratas dejó afuera el tradicional barrio no sin distinguirlo con una puerta especial de comunicación hacia él, la Puerta de San Román, cuya base expuesta da testimonio de su dimensión e importancia. En el XIX, en la parte sureste del terreno, se añadió un jardín con un kiosco. A mediados del XX el polígono se consolidó hacia el norte con la realización de una concha acústica, un auditorio abierto y otros elementos de carácter cívico. El conjunto, de casi 4 hectáreas, era sitio de encuentro frecuente entre los vecinos del barrio y más allá. Sin embargo, pese a ser una generosa superficie pública además de museo vivo y abierto, desde el principio del presente siglo, la disminución de actividades en el corazón del tradicional barrio y los cambios en el uso del suelo periférico significaron abandono y deterioro en este importante elemento. Nuestro encargo consistió en proponer y diseñar algunos elementos capaces de poner nuevamente en valor un espacio invaluable. Volver a ver el Centro del Barrio de San Román. Las nuevas generaciones, más próximas a la conectividad permanente, al confort ambiental y las interacciones comerciales directas y en línea, así como al ejercicio y a la vida saludable, encuentran ahora ahí una cubierta de cristal y un andador perimetral que junto a juegos y mobiliario urbano se suman a los elementos preexistentes. Todo en “ambiente wi fi” para facilitar lo mismo presenciar un concierto o un espectáculo artístico que participar en una feria comercial y por supuesto, trotar o caminar por el andador transitando a lo largo de seis siglos de historia pero conectados al presente y de cara al futuro. Ante el creciente déficit de espacio público, el Centro de Barrio de San Román es importante bastión que potencia el fortalecimiento del tejido social en beneficio de la seguridad, el desarrollo económico y la transmisión de la cultura popular y las tradiciones dentro del marco de respeto e inclusión que la sociedad contemporánea demanda.