Sacha Kallari “umbral a la selva” en kichwa, se proyecta como un espacio de estancia urbana en una ciudad amazónica ecuatoriana: Tena, el programa arquitectónico promociona la oferta turística natural de la zona, activa el sector con el uso como equipamiento y proyecta posibilidades de estancia y sombra para el ciudadano. El proyecto se emplaza estratégicamente al borde del río, por lo que se eleva debido a las posibles inundaciones, este elemento urbano-arquitectónico actúa como remate visual del barrio, a su vez reactiva la dinámica en planta baja del mismo generando una conexión de actividades y posibilidades para el usuario, permitiendo la experiencia de transición a la naturaleza y la conexión con el río mediante la regeneración del bosque de la orilla, poniendo en valor el paisaje y la biodiversidad característica de la zona. Sacha Kallari emplea su programa arquitectónico como estrategia proyectual que apunta a tres niveles: cantón, ciudad y barrio. La primera a nivel del cantón genera un foco informativo que promueva el turismo tanto para locales como para extranjeros gracias a la galería turística donde se observan las rutas hacia cascadas, ríos, cavernas, petroglifos presentes en la zona; a nivel de la ciudad funciona como un equipamiento con oficinas del ministerio del turismo garantizando el uso a diario de este elemento; a nivel del barrio Tereré potencia dinámicas sociales y prioriza al peatón al regenerar el espacio verde cercano y conectar el proyecto mediante rutas de acceso peatonal, vehicular, ciclorutas. El proyecto es permeable en planta baja gracias a dos basamentos pétreos escalonados que generan un espacio cubierto multifuncional y estancias perimetrales con privilegiadas visuales, en estos basamentos se apoyan cuatro vigas de madera, ubicadas de tal forma que logran espacios interiores para la galería turística, actividades lúdicas, descanso, oficinas y servicios. Finalmente, sobre estas vigas se apoya la cubierta que está seccionada en varios planos inclinados con la finalidad de disminuir el área de recolección de agua lluvia por las constantes precipitaciones, generando bajantes perimetrales en distintos puntos del edificio. La cubierta cuenta con aleros pronunciados que actúan como protección de la lluvia en las fachadas y por otra parte generan sombra en la zona externa escalonada de los basamentos y en las fachadas longitudinales. Finalmente, la forma, escala y distribución espacial permiten que el edificio se ventile constantemente y cuente con óptima iluminación natural.