SOMA.

Premio de participación: Premio Medalla de Oro Trabajo Último Año
Categoría de participación: Arquitectónico
País de representación: Ecuador
   Autores: 
Sr. Juan Diego Acurio Núñez.

Memoria

SOMA parte de una investigación sobre una serie de problemáticas demográficas que podrían ser resueltas por un proyecto arquitectónico. Entre las principales están: La estandarización del programa arquitectónico basado en el 38% de modelos familiares, la poca calidad espacial que tienen las viviendas mínimas debido al encarecimiento del suelo, la baja actividad peatonal de la zona, la falta de un equipamiento local, la necesidad de viviendas temporales debido a una alta migración, etc. Para iniciar con la composición del edificio, se concluye que las viviendas mínimas pertenecientes al contexto físico y temporal del barrio, deben carecer de jerarquía y deben ser flexibles. Es importante también definir que el espacio íntimo e inter-personal carecen de una ubicación jerárquica, la calidad tectónica de los límites que componen el damero, terminará por definir el carácter de la actividad que refugie cada espacio. El damero base que compone todas las viviendas busca conseguir espacios equi-potenciales, brindando un campo de relaciones posibles que no privilegia ninguna dirección concreta ni establece jerarquías en la distribución y el uso, originando un espacio para habitar isótropo que tiene el mismo potencial en todas las direcciones. Dichas premisas se buscaron replicar a gran escala al momento de generar el equipamiento de comercio y vivienda colectiva. Las mismas intenciones teóricas se llevan al conjunto de viviendas que se mantiene unido en su totalidad, pero de él se puede extraer uno a uno cada elemento, sin que el conjunto deje de verse en todo momento como un organismo completo. Dentro de esta tarea cabe mencionar la necesidad de definir una estructura que permita la posibilidad de ubicar las viviendas sin ninguna jerarquía, que sus necesidades de confort sean bien atendidas y por su puesto se permita el cambio físico de límites. La malla tridimensional conseguida con el sistema de pórticos ubica a los espacios de comercio en planta baja, a las viviendas desde el primer hasta el último piso y espacios sociales específicos dónde los habitantes y transeúntes puedan encontrarse en las esquinas más importantes. El espacio del proyecto presentado, hace que la vivienda no sea un cuerpo inerte y desechable, “cobra vida” cuando el usuario es quien empieza a decidir como se ve, como funciona y cómo es; para revivir cuando sus nuevos usuarios quieran intervenir otra vez. Claro, al otorgar una libertad así, es imprescindible que los límites estén bien definidos y las adecuaciones bastante delimitadas, los módulos, los acondicionamientos y los límites sensoriales son quienes definen que espacio será íntimo o inter-personal.