La ciudad de Loja está ubicada al sur del Ecuador y está emplazada en un valle alargado en dirección Norte-Sur, en la subcuenca hidrográfica formada por dos ríos de bajo caudal: Malacatos y Zamora Huayco, estos ríos convergen en el centro de la ciudad dando origen al río Zamora. Los ríos siempre han sido los elementos organizadores de la ciudad de Loja, sin embargo, en la década de 1960, cerca de 2 km del río Malacatos fueron canalizados en la parte céntrica, sin pensar en las consecuencias y alteraciones futuras a la parte vegetal y biótica. En la actualidad el río se ha convertido en un canal donde se depositan las aguas residuales y más contaminantes generadas por la ciudad. Quienes aún viven junto al río, sufren las consecuencias debido al alto grado de inseguridad social producto de la degradación de las aceras contiguas al río, debido al escaso y/o nulo tráfico de peatones, que evitan tener contacto con el río contaminado. En el año 2021 se plantea una propuesta para recuperar la relación de las personas con su río. Para ello se propone un plan estructurado en tres etapas; a corto, mediano y largo plazo, cuyo objetivo final es crear un corredor ambiental, artístico, cultural y de movilidad sostenible junto a la ribera del río como eje integrador de desarrollo. Con el objetivo de recuperar los ríos de la ciudad siempre vigente, en primera instancia se lanzó la idea a la ciudadanía, a través de un escenario imaginado, utilizando redes sociales y medios de comunicación digital, llamando así la atención de la población y poniendo sobre la mesa de debate la situación actual del río. En base a ello se formó un colectivo transdiciplinar que tienen un activismo ciudadano y que en base a ello buscan recuperar el río mediante pequeñas acciones de organización ciudadana. A través de charlas técnicas con especialistas de las academias locales y debates en mesas redondas con todos los ciudadanos sin importar su grado académico, surge el plan de acción a llevar a cabo, en donde la primera intervención denominada “El Sauce”, socializada con la municipalidad de la ciudad, consiste en romper un tramo de la barrera junto al río, para generar un acceso a un meandro que mediante mingas ciudadanas y el aporte voluntario de material reciclado se pudo habilitar para el disfrute de las personas, devolviendo así su mirada al río, convirtiéndose en un detonante de cambios en la sensibilidad.