Terminal Metropolitana El Alto

Premio de participación: Premio Panamericano
Categoría de participación: Equipamiento
País de representación: Bolivia
   Autores: 
Arq. BRISA SCHOLZ
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Arq. CECILIA SCHOLZ
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Arq. JUAN CARLOS ARANIBAR
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Arq. MARCO REAS

Memoria

TERMINAL METROPOLITANA- DE BUSES – EL ALTO La Terminal Metropolitana – de Buses – El Alto es el resultado de la incansable demanda social alteña, que reclama igualdad para la habitabilidad del entorno urbano. Su población, conformada por migrantes de comunidades altiplánicas, ha habitado al margen de políticas de desarrollo urbano haciéndolos dependientes de la ciudad de La Paz. Esta importante pieza, llena un vacío entre el Aeropuerto Internacional de El Alto y la red de teleféricos que vincula La Paz y El Alto, proponiendo la conectividad metropolitana, siendo capaz de generar una nueva centralidad, brindando oportunidades en el territorio para distintos grupos socioespaciales, por lo tanto, impacta en el desarrollo urbano, económico y social de la segunda ciudad más poblada del país. En 155.000,00m2, se crean oportunidades, especificas, para el sector del transporte y del turismo: empresas transportistas, operadores, comerciantes, artesanos, micro y pequeños emprendedores. A la vez, se genera un espacio integrador de diversos grupos locales y foráneos; desde actividades de ocio, cultura, desarrollo cultural, productivo y medioambiental. El emplazamiento del Complejo Terminal, adaptado al 2% de pendiente topográfica del lugar, se acomoda, dentro del irregular predio, en bandas paralelas, siguiendo transición desde espacios y circulaciones peatonales públicas hacia áreas restringidas y de tráfico rodado; la lógica del transporte terrestre sucede en la planta baja de conjunto -nave, vías y edificaciones complementarias-. mientras que, a partir del primer nivel, el edificio principal, aporta a su propia sostenibilidad, con actividades mixtas que promueven encuentros. El edificio de planta libre está estructurado por 42 ejes transversales y 3 longitudinales pautados por cuatro volúmenes de impacto visual – núcleos de servicios e instalaciones. Muestra su honestidad constructiva; hace gala de ser pionero en la construcción con metal en el país, logra un edificio de imagen industrial, pero fabricación netamente artesanal y local, cualificando asi a la mano de obra alteña. La arquitectura es sencilla, se entiende el vacío como espacio de valor. El vacío presidido por una pasarela – paseo elevado – que se desarrolla sobre el hall central entre árboles, núcleos de circulación y – por momentos- plataformas horizontales que vinculan a las áreas que alojan el programa. La presencia de la pasarela promueve actividades espontaneas y planificadas siendo esta escenario y palco. El edificio de 605 metros de longitud se convierte en un “rascasuelos” de estructura modulada, que se integra a la horizontalidad de la ciudad y del paisaje alteño. Su estructura morfológica, en comunión a la pendiente natural del terreno, marca un inicio con un muro colgado, presenta un desarrollo constante de paños vidriados complementados por dos masas arbóreas, de impacto, como material de proyecto, que del exterior se extienden al interior aportando humedad al ambiente altiplánico y el final volumétrico es marcado por un cuerpo cúbico opaco de mayor altura, la cordillera nevada observada desde los interiores, es motivo de la generación de dos pasarelas mirador que sobre salen a la fachada posterior. Acompañando al desarrollo del edificio, la cubierta de aleros marca la línea horizonte.

Ubicación